Monday, September 12, 2005

A la hora de la comida

Darn! Acabo de ir a comer a la cafetería de la planta de mi lugar de trabajo, y resulta que siempre te proporcionan la consabida salsa picante en bolsitas con un nudo en la parte superior. Parsimoniosa para deshacer el nudo (dado que no poseo la habilidad girl-scout de mi amiga Kendy para eso de los nudos), y como el 99% de los demás mortales lo hace, siempre rompo con mis colmillos una esquina de la bolsa, para así vertir su contenido sobre mis alimentos. Pero algo que siempre no es grato, es que la presencia de partículas de mayor diámetro al del orificio abierto propicia que el contenido salga proyectado en forma arbitraria, tal que es bastante posible que las vestiduras de la persona que vierte la salsa se vean afectadas con manchas que a veces (dependiendo del tipo de chile) sean casi imposibles de retirar.

Por fortuna, esto no me sucedió: me declaré habilidosa en tal tipo de suerte. Pero dicho tópico me dejo pensando, y ya que mis dactilares estaban ansiosos de golpear las teclas de la computadora, pensé que podría ser ameno este tema para comentar jajaja. Una de las pequeñas cosas que diversifican la vida y le dan su calidad de entretenida.

"...las cosas más triviales se vuelven fundamentales..."
Opio
Héroes del Silencio

1 comment:

Borrego said...

Me ha pasado, lo gacho, es que quien me salpicó de la roja y brillante salsa era una compañera de trabajo, y justo antes de una cita con un cliente, pésimo día para traer camisa blanca, pero ni modo , así sucedió, y tienes toda la razón, ( junto con lo Héroes ), que las cosas mas triviales se vuelen fundamentales, los detalles son la sal y la pimienta de la vida.