Lo empecé a tratar más de cerca una fresca noche de verano, saliendo de la primera clase de Proyecto de Sistemas Ambientales. Un tipo bastante singular, con la desfachatez propia de alguien a quien la parsimonia parece acompañar a todas horas, y en los ojos un brillo de aguda inteligencia. Hasta ese momento, él y yo nos habíamos movido en círculos estudiantiles diferentes, yo deambulando entre mazacotes y ratones de biblioteca, y él entre fanáticos de sagas de ciencia ficción y discos de Nirvana. El destino me colocó en el que menos me hubiese gustado estar: sabia lección que los hados determinaron darme para enseñarme que las apariencias no lo son todo. Encontré a las personas más interesantes, más humanas, y más atentas que aportaron a mi vida lo que 8 semestres anteriores. Entre esas personas, se encuentra mi amigo Rubén, conocido por todos como el "Escru".
Hoy, hace 2 años, me encontraba en medio de ese equipo, los tiempos más agradables de mi carrera. Ese día, cómo me acuerdo que Kendy preparó el pastel de Milky Way, origen de tantas anécdotas posteriores, y al transportarlo al Tec casi se le derrama todo el betún. Fue el día que una mariposa conoció a su ¿rival de amores? (¡oh por Dios, cómo hemos cambiado!), y el Escru me pidió le interpretase en su honor mi canción favorita, el himno de todos aquellos que se meten en líos sentimentales con su mejor amigo (ouch!). Aún tengo esa foto, y la conservo como retrato de glorias pasadas, para inspirar las venideras. Curiosa imagen donde todo mundo pone atención al pastel, menos una servidora que posa ante la cámara como siempre acostumbra hacerlo.
Tengo casi 2 años de no verte, Rubén, desde ese 20 de Diciembre de 2003 en que nuestras vidas tomaron nuevo rumbo, que ya no hemos coincidido físicamente, más que por medios eléctronicos de comunicación. Extraño ver tu figura de oso bonachón, aplastado ante tu computadora portátil que siempre estaba encendida jugando "Madden" contra el Morris, mientras Kendy y yo degustábamos de las coyotas y los borrachitos que el Omar traía cada vez que regresaba de viaje. Extraño verte caminar hacia el Super Pronto a comprar algo que faltaba cuando nos poníamos a hacer de comer todos en equipo, o cuando imitabas al Rector Rangel de esa forma tan curada. Cómo me acuerdo de esos momentos cuando amenazabas con ir a la graduación vestido con un traje azul rey setentero de olanes, o vestido con uniforme nazi; o tomarte la foto de pareja del baile con el Amaya, o llevar a dos strippers enfundadas de gabardina.
Que tengas un muy buen feliz cumpleaños, ahora en el medio automotriz en el que te deselvuelves (para tu información, mi carro es Ford Contour '99). Espero que Dios te dé todas las bendiciones posibles en tu camino, y que sigas siendo ese chavo tan buena onda y singular que tengo como uno de mis mejores amigos. Primero Dios, algún día me daré la vuelta por Hermosillo (tierra de Yahir jajajaa), para ir a saludarte, o de plano, ir a irrumpir a tu boda gritando ya sabes qué jajajaa.
Happy Birthday to you!!!
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